Cuando decidimos casarnos, tuvimos claro desde el primer minuto que lo más importante de todo era buscar un fotógrafo que nos gustara: el vestido y el traje se quedarían para siempre en un armario, la comida se olvidaría pocos días después y las flores no iban a durar más que unos días… las fotos serían lo único que nos quedara.
La búsqueda del fotógrafo perfecto no es fácil. Muchas veces nos deslumbramos por una sucesión de premios, o por unas fotos llenas de técnica o incluso, por un precio atractivo. Tuvimos una lista larguísima de fotógrafos… y en todos encontramos un problema: nunca encontramos cariño en las fotos… todas eran el producto de un hombre al servicio de una máquina.
Y entonces llegaron ellos. Las fotos de fandi son bonitas, pero no sólo son bonitas. Son fotos vivas, son fotos que transmiten cada uno de los sentimientos que se viven en una boda. Son fotos únicas, en cada boda, en cada momento, saben captar los detalles que hacen que cada pareja sea única. No es la sucesión de fotos técnicamente perfectas, no son fotos en las que el fotógrafo está al servicio de la máquina, son fotos de personas al servicio de los sentimientos.
Oscar Wilde comienza el prefacio del Retrato de Dorian Gray con la frase “El artista es el creador de cosas bellas” y creo que Adolfo, Angela, Aurora y Tania, son eso, artistas, creadores de cosas bellas y cazadores de momentos inolvidables.
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